Fuimos, como cada año, a visitar la cooperativa de Fuentes de Cesna, teníamos que dar el visto bueno al aceite de este año, así que nos calzamos las zapatillas de andar, y nos pusimos en marcha, la ida fue muy bien, llevábamos hasta coche de apoyo, para aquellas que les costaba más andar y para los habíos, que parece que no pero llevábamos de todo. Así que pasito a pasito despacito hicimos el camino que va desde el pueblo a la cooperativa. Cuando llegamos Paqui nos esperaba y nos ofreció aceite para probar, así que sacamos todo lo que llevábamos: pan, jamón, salchichón, ...
Y comenzamos a preparar bocadillos para todas, ¡Estaban de rechupete!

Un 10 para el aceite y todo lo demás.

Después entramos en la cooperativa y nos estuvieron explicando todo lo que hacían, las máquinas que había, para qué servían, como envasaban y dónde guardaban el aceite, fue muy interesante porque las instalaciones eran nuevas y muy modernas.

Con la barriga llena llegó el momento de volver a casa, y claro, en este estado andar cuesta más y se hace más pesado. Casi sin darnos cuenta, se nos echó la noche encima, así que nuestro coche de apoyo se puso delante para alumbrarnos el camino, la maestra se puso el chaleco reflectante para que nos vieran y nos decía, como a los niños de la escuela cuando salen, ¡venga, venga, que ya queda menos!
y también eso de ¡pegaditas a la derecha!

Aunque a oscuras, llegamos sanas y salvas,ya tenemos una aventura más que contar a nuestros nietos, además ¡nos lo pasamos genial!